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Cuando escuchamos la palabra otitis todos pensamos en dolor de oído. Pero, ¿qué es la otitis? ¿Dónde se produce? ¿Cuáles son sus causas o qué puedo hacer para mejorarlas?
Éstas son las preguntas que nos hacemos, sobre todo cuando tenemos niños pequeños que las sufren.
En nuestra consulta, cuando el bebé ya no presenta fiebre (con fiebre NO se puede tratar) podemos ayudarle a drenar la mucosidad que se queda acumulada en la trompa de Eustaquio. Mediante técnicas suaves e indoloras craneales podemos favorecen el flujo del moco hacia la garganta y despejar dicho conducto.
El objetivo de estas técnicas de osteopatía es dar movilidad a las estructuras óseas que forman el oído (en este caso el hueso temporal). Además movilizamos la trompa de Eustaquio a través de la boca suavemente. Buscamos con esto conseguir flexibilizarla y prevenir posibles otitis.
También asesoramos sobre cómo hacer la limpieza correcta de los mocos que se acumulan en esta zona con suero fisiológico. Os explicaremos cuáles son los errores más frecuentes que se cometen, para evitarlos en la medida de lo posible.
La mejor técnica para limpiar los mocos del bebé es con él en posición vertical, sentado, apoyando su espalda contra el pecho del papá/mamá, sujetándole con una mano la cabeza y con la otra introducimos el suero fisiológico por una narina sin tapar la narina contraria. De esta forma, establecemos un circuito correcto de limpieza y que el suero entre por una narina y salga por la contraria.
Hay que evitar tumbarlos de lado para hacer la limpieza de suero. En esta posición, y debido a la orientación anatómica que tiene la trompa de Eustaquio en los bebés, podemos dirigir aún más el moco hacia el oído afectado.
Actualmente, no existe ningún estudio en el mercado que avale los beneficios de los humidificadores.
Parece ser que un ambiente excesivamente húmedo va a predisponer un mayor crecimiento de hongos, bacterias y ácaros. Por otro lado, un ambiente seco también provoca una irritación de garganta que cursa con la producción de más mucosidad para proteger las vías respiratorias.
Entonces, ¿qué es lo mejor?
Lo ideal es saber a qué humedad se encuentra nuestra casa. Aunque vivamos en un clima excesivamente seco, puede ser que nuestra hogar sea de los que tenga humedades debido a su orientación.
Para asegurarnos de ello, podemos medir la humedad con un higrómetro. Si la humedad de nuestro casa está entre un 40-60%, no es necesario un humidificador. Si, por el contrario, es demasiada baja podemos ayudar con un humidificador o con métodos mas caseros como poner recipientes con agua en la habitación, paños húmedos encima de la calefacción en invierno (siempre que NO se trate de un radiador eléctrico) o, incluso, tender la ropa dentro de la habitación nos ayudara a humidificar un poco la estancia.
En caso de bronquiolitis o asma los ambientes húmedos empeorarán los síntomas. En estos casos el humidificador está contraindicado.
Si usamos un humidificador en la habitación, es aconsejable ponerlo durante una hora, antes de que el niño entre en la habitación para dormir. Es importante escoger un humidificador antibacteriano y ser muy escrupulosos en su limpieza. De no ser así, el humidificador puede convertirse en un foco de infecciones que repartirá los hongos y bacterias que crecen en el ambiente.
Vamos a diferenciar las partes del oído para poder situarnos anatómicamente y no perdernos con distintos términos.
En la siguiente imagen diferenciamos 3 partes : oído externo, medio e interno.
Las otitis acontecen en el oído externo (delimitado por el tímpano y su membrana) y el oído medio.
Según se produzca una inflamación en una parte del oído u otra diferenciamos:
Es la inflamación del oído externo también conocida como el "oído del nadador".
Es muy frecuente en personas que practican mucho la natación y en los niños en la época de verano, en que se frecuentan más las piscinas. La humedad excesiva facilita el crecimiento de bacterias y hongos en esta parte del oído, provocando con una inflamación de la zona.
Otra causa de inflamación e irritación de esta zona se produce por un mal uso de los bastoncillos, o por introducir objetos en los oídos como horquillas o palillos.
Se denomina cuando la inflamación se localiza en la parte del oído medio. El origen suele ser vírico o bacteriano.
Aparecen, normalmente, después de un proceso inflamatorio de la vías respiratorias altas que suelen cursar con bastante mucosidad.
Los mocos se acumulan en la parte alta de la garganta, y de ahí, se van a depositar en la trompa de Eustaquio (zona que comunica la parte alta de la garganta con el oído para poder regular las presiones).
En los bebés, la trompa de Eustaquio tiene una dirección más horizontal que en el adulto. Esta disposición anatómica es la causante de muchas otitis en bebés por acumulación de moco en la trompa, y en consecuencia, en el oído medio.
Otitis externa
Los síntomas que suelen presentar es dolor de oído, rara vez cursa con fiebre. Aparece dolor al traccionar hacia delante del trago y a veces dolor al masticar.
Otitis media aguda
Se manifestará a través de fiebre y dolor intenso. En el caso del bebé, éste llorará con intensidad y se llevará las manos al oído.
Debido al dolor estará muy irritable e incluso no querrá comer ya que la succión aumenta el dolor en el oído (por la comunicación entre el oído y la garganta a través de la trompa de Eustaquio).
La otitis externa mejora con gotas óticas (bajo prescripción médica) y evitando la piscina durante varios días.
En caso de otitis media aguda, hay que acudir al pediatra. Le auscultará y mirará su tímpano, si está rojo e inflamado le prescribirá la medicación adecuada (suele ser antibióticos).
Muchas veces, podemos observar un fluido tipo moco en el oído externo o en la almohada después de dormir. Es un signo de que la membrana timpánica se ha roto y que el moco empieza a drenar por el oído hacia el exterior, lo que también mejorará los síntomas del bebé. Una vez superada la fase aguda, podemos trabajar con osteopatía para evitar futuras recaídas.
OTITIS EN BEBÉS... Como tratarla y como evitarla