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Prácticamente todos, en algún momento, hemos notado sensación de tensión muscular o una contractura. Es curioso porque, en ocasiones, sentimos cómo la molestia remite espontáneamente. Pero otras veces, ante molestias que parecen idénticas, el malestar no cede con el paso de los días y se va agravando.
Sin olvidar otros factores que son claves (el mecanismo lesional, los grupos musculares involucrados en la lesión…) hay un factor clave en la aparición de disfunciones: el factor psicológico y emocional. No es lo mismo lesionarnos mientras practicamos un deporte que nos gusta, que mientras realizamos un trabajo que nos resulta tedioso.
Asimismo, las expectativas que tengamos sobre nuestra recuperación, van a jugar un papel clave. ¿Cómo?
Aunque no seamos conscientes, repercuten en nuestra recuperación. De hecho, la evolución de una lesión va a depender de cuestiones que se alejan de la lesión en sí misma:
Estos factores se denominan “banderas amarillas”. Son tenidos en cuenta, ya que van a condicionar la recuperación, pese a que no seamos conscientes de ellos.
Las emociones influyen en nuestro cuerpo, pero no solo a nivel psicológico, también a nivel físico. Hasta hace poco, se creía que el sistema inmune (es decir, “el sistema de defensa” de nuestro organismo) estaba autorregulado. Sin embargo, hoy se sabe que el sistema nervioso central incide sobre él y que ambos están interrelacionados.
Un ejemplo del impacto de las emociones sobre nuestro sistema inmune, es lo que le sucede a los estudiantes en época de exámenes. Como se ven sometidos a un importante estrés, son más vulnerables frente a infecciones, viéndose más afectados en función de cómo afronten sus exámenes (es menor el impacto si tienen apoyo, seguridad en sí mismos...). Es tan llamativo que se han efectuado estudios a alumnos en época de exámenes, y se ha constatado que de hecho disminuye la actividad de un determinado grupo de linfocitos (nuestras células de defensa).
Y de modo similar ocurre cuando tenemos una lesión. La “emoción” que nos genera padecer esa lesión nos hace percibir el dolor con mayor o menor intensidad. Pudiendo incluso llegar a tener impacto en la acción de los mecanismos de autorreparación de nuestro propio cuerpo.
Sí, del mismo modo que las emociones negativas pueden interferir en la evolución de nuestra lesión, una actitud positiva va a repercutir de modo beneficioso:
Desde nuestro centro de fisioterapia Innofisio, en Madrid, nuestro objetivo es que el paciente se recupere con la mayor celeridad posible y evitar recaídas.
Por ello, damos importancia a que el paciente comprenda qué le sucede y cómo puede actuar para facilitar la recuperación. Qué factores pueden estar interfiriendo en ella, y cómo atenuarlos, son elementos claves para una pronta recuperación.
Buscamos que el paciente se involucre al máximo en el proceso de recuperación. Ya que, como explicábamos antes, ello va a repercutir en una recuperación más temprana y duradera.
Otra forma de mejora que aconsejamos a nuestros pacientes es a través de mindfulness. Los pacientes que han ido con nuestra maravillosa compañera Bárbara, han notado un gran avance.
El mindfulness nos aporta la herramienta a través de la cual podremos focalizarnos en nuestra recuperación y poner a nuestra mente a trabajar en este proceso.
▷ Trucos para recuperarnos más rápido de una lesión